No a la amistad, no a las abrazos, no a los besos fugaces en tu portal, no a las caricias en la espalda, no los atracones de medianoche, no a la lluvia resbalando por el cristal, no a los escalofrios, no a las tardes de domingo perrunas, no a las pelis que te hacen llorar, no a los momentos que no cambiarias por nada, no a los pies fríos en invierno, no a empezar los bolis nuevos, no a las camisetas holgadas, no a las pulseras flúor ni a los relojes atrasados, no a los calcetines sin pareja, no a tus vaqueros gastados, no a los silencios ininterrumpidos, no a las lagrimas de felicidad, no a las risas contagiosas, ... Dicen que si no tienes nada no tienes nada que perder... pero, ¿para que molestarse siquiera a vivir sin tu sonrisa?
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